Entendida como la capacidad de superar la adversidad y de sobreponerse a los momentos críticos, la resiliencia representa un valor esencial en el ámbito del trabajo, pues permite a los colaboradores de una organización adaptarse y salir adelante frente a las situaciones difíciles, retos y transformaciones que van teniendo lugar.
Es así como en un mundo laboral en permanente cambio y evolución, la resiliencia hace posible que los trabajadores se adecúen velozmente a los nuevos escenarios, disminuyendo en ellos la resistencia al cambio y los niveles de estrés.
En efecto, esta habilidad desarrolla en los trabajadores la capacidad de aprender de los errores y fracasos, convirtiendo tales situaciones en verdaderas oportunidades para crecer como personas y profesionales, y haciendo posible que éstos en el futuro desarrollen nuevas destrezas y competencias.
Asimismo, la resiliencia se traduce en que los colaboradores mantengan una actitud positiva y proactiva ante las dificultades, enfrenándolas de una forma constructiva y priorizando la búsqueda de soluciones frente a los problemas.
El hecho de ser resiliente contribuye también a crear un ambiente positivo, dado que los colaboradores que poseen la cualidad de superar los momentos complicados pueden ejercer una buena influencia en sus compañeros de trabajo, ayudando a que el entorno laboral sea más optimista y colaborativo, junto con fomentar una cultura más armónica y saludable.
Adicionalmente, los colaboradores resilientes se caracterizan porque cuentan con una mejor salud, en especial frente a las situaciones de estrés, lo que les permite faltar menos al trabajo, hecho que no sólo los beneficia ellos, sino que también a su respectiva organización.
A su vez, un entorno laboral que aprecia y fomenta la resiliencia suele retener mejor y por más tiempo a sus colaboradores, ya que éstos se sienten más apoyados y capacitados para enfrentar los desafíos laborales.
Aquellos trabajadores resilientes que ocupan puestos de liderazgo pueden guiar de mejor manera a los miembros de su equipo en situaciones adversas o complejas, debido a que cuentan con la capacidad de mantener la moral elevada y garantizar que las metas se alcancen, pese a las dificultades y turbulencias que surjan. Es decir, se trata de individuos que pueden conservar la tranquilidad en momentos complicados y adoptar determinaciones acertadas bajo presión.
Finalmente, algunas de las estrategias o acciones que permiten desarrollar la resiliencia en los ambientes laborales son, por ejemplo, desarrollar la habilidad para enfrentar situaciones difíciles, apoyándose para ello en algunas técnicas de relajación y en la práctica de ejercicio físico; mantener una perspectiva saludable, evitando magnificar las dificultades y, por el contrario, reconociendo las cosas buenas de la vida; fijar un propósito que entregue significado y sentido como actividades de voluntariado o hobbies; apoyarse en profesionales expertos en coaching que contribuyan a fortalecer la capacidad de resiliencia; incentivar una mentalidad positiva en los colaboradores, respecto del cambio y las oportunidades que éste brinda; potenciar las relaciones con los colegas con miras a contar con una red de apoyo y ayuda en el tiempo; poner en práctica la autoeficacia, con el fin de lograr una mayor confianza en sí mismo y aprender de la experiencia; y cultivar la adaptabilidad, en el sentido de mostrar una mayor flexibilidad frente a las nuevas circunstancias y retos, y a la vez estar abierto a aprender nuevas cosas.
Rosario Nte. 100, Of. 501. Las Condes, Santiago.
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La Fábrica Commercial Hub, Of 206. Ruta 225 Km 1,5. Pto Varas
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