El 52% de los jefes de empresas padecen de «burnout ejecutivo», asegura estudio: ¿de qué se trata?
Una reciente encuesta realizada a dos mil ejecutivos de cuatro continentes dejó en evidencia la expansión de un “fenómeno” de estrés crónico y sobrecarga laboral, caracterizado por una profunda percepción de agotamiento y menor desempeño en el trabajo: el burnout ejecutivo.
De hecho, la OMS cataloga este concepto como un factor de riesgo laboral. El estudio, realizado por la empresa global de recursos humanos, LHH Recruitment Solutions, da cuenta del impacto de los grandes cambios que enfrenta el mundo actualmente.
Burnout ejecutivo: una afección común entre jefes de empresas
Entre tales cambios, se consideran: el regreso a la oficina y los acuerdos de trabajo híbridos, la escasez de talento, la inestabilidad geopolítica, las presiones inflacionarias y la disrupción creada por los avances en tecnológicos y la inteligencia artificial (IA).
El síndrome de desgaste profesional o burnout ejecutivo incluye también sintomatología como agotamiento y cinismo o distanciamiento mental del trabajo.
Durante mucho tiempo, el “burnout” se consideró una “enfermedad de moda”. Sin embargo, hasta la fecha, el síndrome no se ha definido como una “enfermedad mental independiente”, aunque se reconoce su grave impacto en la salud.
En concreto, el informe incorporó miles de encuestas realizadas a ejecutivos en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Alemania, Francia, Singapur, Australia y América Latina, donde el 52% de ellos afirmaron que los altos directivos (jefes) están sobrecargados de trabajo y agotados.
“Estos resultados revelan una preocupación generalizada a nivel mundial con respecto al agotamiento dentro de los equipos de liderazgo, y más de la mitad expresa preocupación. La necesidad de abordar el agotamiento se convierte en un imperativo crítico para mantener un liderazgo eficaz y la resiliencia organizacional”, señala Marcelo Aravena, CEO de LHH Chile.
A su vez, el informe reveló que un 60% de los ejecutivos desearía disponer de más opciones de apoyo para enfrentar sus desafíos internos y externos, entre ellos: la asignación de recursos, retener y encontrar talento, las incertidumbres económicas, la competencia del mercado y el cumplimiento regulatorio.
El síndrome de burnout es una consecuencia del estrés, declarado en el 2000 por la OMS como un factor de riesgo laboral por su capacidad de afectar la calidad de vida, salud mental e incluso amenazar la sobrevivencia de las personas.
Este síndrome se define, también, como una forma inadecuada de gestionar el estrés crónico, que ocasiona, como se detalló anteriormente, un menor desempeño personal y laboral.
Aunque la revolución tecnológica (considerando la IA) está en el centro de atención, está lejos de ser el único motivo de preocupación: dos de las cinco brechas de desempeño dentro de los equipos directivos se relacionan con la toma de decisiones.
“La toma de decisiones surge como un punto central de preocupación, lo que refleja el papel fundamental que desempeña en la dirección de las organizaciones en tiempos turbulentos”, añadió Aravena, quien recalcó que los altos responsables demandan mecanismos de apoyo orientados a mejorar esta capacidad, entre ellos: servicios de mentoría y coaching, capacitaciones, evaluaciones de liderazgo y desempeño y formación sobre tecnología.
Los hallazgos del reporte establecen que las cinco principales áreas de mejora en este punto son la capacidad de pensamiento estratégico, la toma de decisiones éticas, el conocimiento sobre tecnologías digitales, la gestión del cambio y la resolución creativa de problemas.